21 de diciembre de 2007

La decisión en favor de Dios

Siempre que no te sientes completamente dichoso es porque has reaccionado sin amor ante una de las creaciones de Dios. Al percibir eso como un pecado te pones a la defensiva porque preves un ataque.
Tú eres el que toma la decisión de reaccionar de esa manera, y, por lo tanto, la puedes revocar. No puedes revocarla arrepintiéndote en el sentido usual de la palabra porque eso implicaría culpabilidad. Si sucumbes al sentimiento de culpabilidad, reforzaras el error en vez de permitir que sea des-hecho.
Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. Por lo tanto, el primer paso en el proceso de des-hacimiento es reconocer que decidiste equivocadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes decidir de otra manera.

"Debo haber decidido equivocadamente por que no estoy en paz.
Yo mismo tome esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulara todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí."

Extraído del libro "Un Curso de Milagros"
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