El Espíritu Santo mantiene a salvo la visión de Cristo para cada Hijo de Dios que duerme.
En su visión el Hijo de Dios es perfecto y Él anhela conpartir Su visión contigo.
El Espíritu Santo te mostrará el mundo real porque Dios te dio el Cielo.
A través del Espíritu Santo, tu Padre exhorta a su Hijo a recordar.
El despertar de Su Hijo da comienzo cuando él empieza a invertir en el mundo real, lo cual le permite apreder a re-invertir en sí mismo.
Pues la realidad es una con el Padre y con el Hijo, y el Espíritu Santo bendice el mundo real en el Nombre de Dios.
Cuando hayas visto el mundo real ( como sin duda lo verás ) te acordarás de nosotros.
Mas tienes que aprender el costo que supone estar dormido, y negarte a pagarlo.
Solo entonces decidirás despertar.
Y entonces el mundo real aparecerá ante tu vista, pues Cristo nunca ha estado dormido.
Cristo está esperando a que lo veas, pues Él nunca te ha perdido de vista.
Él contempla serenamente el mundo real, que desea compartir contigo porque sabe que su padre lo ama.
Y sabiendo esto, desea darte lo que es tuyo.
Él te aguarda en el altar del Padre en perfecta paz, ofreciendote el Amor del Padre en la serena luz de la bendición del Espíritu Santo.
Pues el Espíritu Santo conducirá a todo el mundo a su hogar y a su Padre, donde Cristo les espera como Su Ser.
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