Tierra abajo.
He aquí finalmente mi lugar
donde viviré la muerte,
por más que el pensamiento
levante su vuelo:
Tierra abajo es mi última estación,
me guste o no.
Tierra abajo,
en verdad, un buen lecho para el reposo,
de todos el más largo.
Hará falta asearlo y poco a poco
adornarlo con buen gusto y hacer de
él un hermoso rincón.
Así pues, lo proclamo
a los cuatro vientos:
Tierra abajo tengo la casa
de mi mañana.
Nada de humos
que me ensucian el cielo y las flores
de mi último refugio.
Que es humo de anhelo quemado
al trabajador,
y, tierra abajo, tendré de izquierdas
el corazón, el polvo, la tos.
Si algún cínico de profesión aparece
predicando"lo ecológico
que es el neutrón",
de tierra abajo surgirán mis dedos
como las tenazas de un pulpo vengativo
para engullirlo hacia la panzadel buey
donde si que nívea, donde si
que llueve,
donde las calderas revientan al
fuego.
Es el infierno de los cuervos,
¡aticemos un gran fuego!
Militares:
prohibido que pongáis vuestros zuecos
sobre mi cobijo.
Que nauseas me dan las razones
que os hacen como sois,
y cuando habláis de paz en los ojos
os veo dos hoyos de miedo.
Si aparece un cangrejo cínico
de profesión
alabando las viriles formas
del cañón
de tierra abajo subirán mis gritos
como palomas blancas
secuestrando el armamento
para engullirlo hacia la panza
del buey
donde si que nívea, donde si
que llueve,
donde las calderas revientan al
fuego.
Es el infierno de los cuervos,
¡aticemos un gran fuego!
Tendremos la ayuda de
"Pere Botero"
de ángeles y arcángeles
caídos en la reforma,
apilaremos papeles y poltronas,
¡haremos hogueras danzando
la gran alegría!
Tierra abajo...
es aquí finalmente mi lugar...
Lluis Llach
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