15 de marzo de 2008

Las siete enseñanzas de los muertos

SERMON V

Los muertos se burlaron y gritaron: instrúyenos, bufón, acerca de la Iglesia y de la santa comunidad.

El mundo de los dioses se manifiesta en la espiritualidad y en la sexualidad. Los del cielo aparecen en la espiritualidad, los terrenales en la sexualidad. Espiritualidad recibe y capta. Es femenina y por ello la denominamos la MATER CAELESTIS, la madre celestial.

Sexualidad produce y crea.Es masculina y por ello la denominamos FALO, el padre terrenal. La sexualidad del hombre es más terrena, la sexualidad de la mujer es más espiritual. La espiritualidad del hombre es más celestial aspira a lo más grande.

La espiritualidad de la mujer es más terrena, te dirige a lo pequeño. Mentirosa y diabólica es la espiritualidad del hombre que se dirige a lo pequeño. Mentirosa y diabólica es la espiritualidad de la mujer que se dirige a lo grande.

Cada uno debe orientarse a su lugar. Hombre y mujer se convierten en diablo cuando no separan sus caminos espirituales, pues la esencia de la Creatur es diferenciación.

La sexualidad del hombre se dirige a lo terreno, la sexualidad de la mujer se dirige a lo espiritual. Hombre y mujer se convierten mutuamente en diablo cuando no separan su sexualidad. El hombre conoce lo pequeño, la mujer lo grande. El hombre se diferencia de la espiritualidad y de la sexualidad.

Llama a la espiritualidad Madre y la sitúa entre el cielo y la tierra. Llama a la sexualidad Falo y la sitúa entre él y la Tierra, pues la madre y el Falo son demonios sobrehumanos y patentizaciones del mundo de los dioses. No son más eficaces que los dioses porque están más próximamente unidos a nuestra esencia.

Si no os distinguís de la sexualidad y de la espiritualidad, ni las consideráis como esencia sobre vosotros, entonces las degradáis con propiedades del Pleroma.

Espiritualidad y sexualidad no son vuestras propiedades, no son cosas que poseáis y abarquéis, sino que os poseen y abarcan a vosotros, pues son poderosos demonios, formas de manifestación de los dioses, y por ello cosas que van más allá de vosotros y existen por sí mismas.

No se trata de que uno tenga una espiritualidad para sí o una sexualidad para sí, sino que se encuentra bajo la ley de la espiritualidad y de la sexualidad.

Por ello ninguno puede ir en contra de estos demonios. Vosotros debéis verlos como demonios y como asunto y peligro común, como lastre común que la vida os ha impuesto.

Así también la vida os es asunto y peligro común, al igual que los dioses y principalmente el temible Abraxas. El Hombre es débil, por ello es comunitario inevitablemente; la comunidad si no está bajo el signo de la madre entonces está bajo el signo del Falo.


Ninguna comunidad es desgracia y enfermedad. Comunidad en cada uno es ruptura y disolución. La diferenciación conduce al ser único. El ser único se enfrenta a la comunidad. Pero, en virtud de la debilidad del hombre frente a los dioses y demonios y a su ley invencible, es necesaria la comunidad. Por ello sois tan sociales como es necesario no por la voluntad de los hombres, sino a causa de los dioses.

Los dioses os fuerzan a la comunidad. En la medida en que os fuerzan, la comunidad origina necesidad, más desgracia hay. En la comunidad cada uno se clasifica por encima de otro, de modo que cada uno llegue a sí mismo y evite la esclavitud.

En la comunidad rige abstención, en el estar solo rige disipación

La comunidad es lo profundo, el aislamiento es la altura.

La medida correcta de comunidad purifica y clarifica.

La medida correcta de aislamiento purifica y complementa.

La comunidad nos da el calor, La soledad nos da la luz.

Escritas por Basílides de Alejandría.

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