"Yo soy tu ángel. Tu amigo que guarda y protege tus secretos. El que conoce tus tristezas y se alegra con tus días de buen humor.
Soy el ángel que siempre ha estado aquí, aun cuando no me hayas podido ver, el que te ama tanto y busca siempre el camino mas recto y limpio hacia Dios, soy tu amigo, tu compañero, tu paño de lágrimas y tu fiel guardián.
Nunca te he pedido nada, nunca me he impuesto a tus deseos, y sin embargo, hoy vengo a solicitarte algo... es algo pequeño, que seguramente puedes hacer... ¿lo harías?
Seguramente que si, ¿verdad?
Quisiera que hoy le des un abrazo a alguien, o una dádiva a un niño, o tal vez... le lleves alegría a alguien que esté pasando un mal momento. O si prefieres, sonreír todo el día y hablar de las cosas buenas y bellas que vendrán en los próximos días o que hables bien de tu gente, de tu país, de Dios, de las esperanzas y di que pronto se cumplirán... pero mucho me gustaría que hoy hagas una demostración de amor.
¿Es mucho pedir?
Es solo eso. Una pequeña demostración del amor que Dios te ha dado y puedes compartir.
Porque sabes una cosa,.... si lo haces, ese afecto llegará al lado invisible, a través de finísimos hilos dorados de tu alma, al lugar donde estoy. Un abrazo de tu parte me llegará. ¡Y con eso haremos maravillas!
A veces los ángeles también necesitamos que alguien nos diga que nos quiere mucho, aunque podríamos pasar siglos enteros sin que eso sucediese, si lo haces a través de tus semejantes pasarán miles de años más y no te pediré nada, sabría ciertamente que el amor florece en ti, que eres tierra fértil para sembrar las más hermosas obras que Dios quiere enviar. Necesitamos esa porción de afecto hoy"
Extraído de "El libro de oro de los ángeles"
de Miguel Ángel Arcel
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