11 de noviembre de 2012

El regreso de la mujer rebelde


Queridos amigos:

Los tres estamos presentes aquí hoy: Jeshua, María y María Magdalena. Nos sentimos honrados de estar aquí con ustedes. Nosotros los vemos como nuestros hermanos y hermanas. Somos uno en el corazón y para mí, Jeshua, es especialmente liberador estar aquí junto con mis amigas mujeres porque yo soy quien suele ser el representante de la energía Crística. Sin embargo esa no es toda la verdad. En mi vida hubo mujeres a mi lado quienes fueron esenciales en mi misión. En aquellos tiempos no era aceptable que las mujeres hicieran lo que yo hice, ser un maestro público. Pero mi madre y María Magdalena ambas eran guerreras espirituales. Ellas me ayudaron a plantar las semillas de la conciencia Crística.

Hoy hablamos de las energías masculina y femenina. Mi compañera de alma femenina y yo hablamos en una sola voz. En su historia la energía femenina ha sido lastimada de un modo profundo. Esto ha tenido importantes consecuencias tanto para las mujeres como para los hombres en la Tierra. No son sólo las mujeres quienes has sufrido por el dominio masculino, los hombres también han sido heridos.

Primero discutiremos sobre la herida femenina. Les pedimos que imaginen a una persona femenina. Ella representa a la totalidad de la energía femenina. Ahora la energía femenina ha sido degradada y tratada con violencia. El efecto que esto ha tenido en las mujeres es que ellas se retiraron de la parte más baja del cuerpo donde reside su poder. Especialmente cuando ha habido violencia sexual, el trauma emocional hizo que las mujeres retiraran su conciencia de la parte más baja de su cuerpo. Se volvió difícil para ellas tener conciencia de ellas mismas y estar arraigadas. Imaginen a una mujer en frente de su tercer ojo. Ella representa la energía colectiva de las mujeres. En esta imagen ustedes pueden ver que hay una especie de hueco en el área del vientre. Ella ha quitado su conciencia de esta área y se siente insegura porque carece de cimientos. Dentro de su vientre ustedes pueden oír gritos de angustia y de dolor. Y quisiéramos invitarlos a todos ustedes, tanto hombres como mujeres, a irradiar luz hacia esta mujer, hacia su vientre. De este modo ustedes también se lo están dando a ustedes mismos.

Ahora quiere hablar María Magdalena.

Yo soy María Magdalena. Los amo profundamente. Siempre estoy con ustedes. Yo me he elevado sobre la herida femenina y ahora deseo tocar muy suavemente esta área de dolor para ayudar a las mujeres a sanar. Me gustaría verlas nacer otra vez con alegría y firmeza, de modo que el poder de lo femenino pueda regresar de un modo pacífico. Yo no deseo luchar o pelear. Vengo en paz y tengo un pedido especial para las mujeres. Todas ustedes han sido heridas en la historia, pero en este tiempo están recuperando su fuerza. Ésta es vuestra época, éste es vuestro momento. Quiero hacerles recordar que los hombres también necesitan ayuda. Ustedes como mujeres están familiarizadas con la llaga en vuestro vientre, el dolor y el trauma de ser degradada. ¿Pero qué les sucedió a los hombres?



Debido a las energías dominantes masculinas en el pasado y las energías de opresión y poder, los hombres fueron forzados a cerrar sus corazones. Ellos tenían que ser fuertes y duros, ésa era la imagen ideal de ser hombre. Pero de ese modo los hombres se volvieron alienados de su lado sensible. Muchos hombres se encerraron en sus cabezas; se volvió difícil para ellos expresar sus emociones y sus sentimientos. La incapacidad de conectar con su lado sensible, su parte femenina, también es una herida. Ustedes no viven la vida plenamente si no pueden acceder a sus sentimientos. De hecho, están desconectados de su alma. En muchos hombres hay un sentimiento de soledad y de alineación que puede ser percibido como un hueco en sus corazones.

Entonces ustedes ven: tanto hombres como mujeres han sido dañados en el pasado. La herida de las mujeres se localiza en el vientre, la herida de los hombres es como un hueco en sus corazones. Hoy quiero decirles a las mujeres que a medida que recuperan su poder, mientras reconocen su verdadera fuerza: lleguen a los hombres. Ellos necesitan su ayuda; ellos se han vuelto extraños, alienados del hogar. Tengan la ternura en sus corazones para ser compasivos con ellos. La Nueva Era sólo puede nacer si ambos hacen las paces. Si los hombres y las mujeres comprender sus heridas mutuas, ellos pueden construir un puente entre ambos.

Les pido a las mujeres que se unan a mí en enviar luz al hueco en su vientre. Desde esta luz se desarrolla un cordón que va directo dentro de la Tierra. Sientan su conexión con la madre Tierra como una mujer. Su energía femenina es tan poderosa y esencial para la vida. Recuerden su verdadera fuerza. Mientras sienten crecer su conciencia por ustedes mismas, lleguen a los hombres y envíen luz hacia el hueco en sus corazones.

Ustedes están en el borde de un nuevo tiempo en su historia. Se espera que se unan juntos como hombres y mujeres. Están invitados a tener alegría y risas otra vez como seres humanos. En muchos de ustedes yo veo guerreros cansados; han luchado y peleado y algunos de ustedes están muy cansados y decepcionados. La respuesta a su dolor yace en una vida muy simple. Por esto quiero decir: sentirse totalmente conectados a la Tierra otra vez y disfrutar de los placeres simples de ser un ser humano. Experimentar el amor entre hombres y mujeres, tener amistades con personas de ideas afines y vivir en paz con su entorno y con la naturaleza es la promesa de la nueva Tierra. 

En mi vida en la Tierra yo experimenté profundamente la herida femenina. Yo era una querida amiga de Jeshua. Podía sentir su fuerza y sabiduría pero también sus penas y dudas. Hubo una comprensión íntima entre nosotros dos. Yo experimenté una profunda tristeza y dolor cuando él tuvo que dejar la Tierra, cuando fue asesinado. A menudo, cuando él nos hablaba, yo podía sentir sus mensajes no sólo en mi cabeza sino a través de todo mi cuerpo. Yo no quería argumentar acerca de sus ideas, acerca de sus mensajes, como lo hicieron sus discípulos. Con respecto a eso yo era un poco diferente a ellos. A veces ellos se burlaban de mí y por momentos yo me sentía sola. Era considerada como una “mujer rebelde”, era poco convencional. Ahora, realmente estoy contenta de ver ¡que las mujeres rebeldes son nuevamente bienvenidas en el mundo! Mucho ha cambiado desde los tiempos de Jeshua. Yo les digo: ¡las mujeres rebeldes serán las líderes del nuevo mundo! Las invito a todas a ponerse de pie en su verdadero poder. En el pasado, cuando las mujeres eran “rebeldes”, queriendo decir independientes, poco convencionales y apasionadas, a menudo eran calificadas de histéricas. En la Edad Media fueron llamadas brujas. Pero realmente, aquellas mujeres – yo era una de ellas – eran movidas por el amor. Ahora es nuevamente el tiempo para que las mujeres muestren su verdadero poder, no de una forma agresiva sino de un modo que reconcilie a las energías masculinas y femeninas.

¡Muchas gracias por estar aquí conmigo hoy!



Pamela Canaliza a Maria Magdalena
www.jeshua.net

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