ADVERTENCIA: Antes de llevar a cabo este ritual o inmediatamente después, es necesario hacer durante dos semanas el ejercicio de la figura del ocho, para que la intención no se quede sólo en la consciencia, sino que llegue a todas las capas del inconsciente.
Ponte cómod@, relájate y cierra los ojos. Cubre tus ojos con una bufanda o chal liviano para que puedas percibir con más claridad cualquier tipo de imágenes que puedan aparecer en tu mente. Ahora imagina un lugar en el que te sientas cómod@ (una arboleda sombreada, la cima de una montaña, a los pies de un árbol, en una hamaca, el interior de una caverna, tu propia habitación, etc.) Elige si quieres que sea de día o de noche y visualiza el sol o la luna en el cielo o en el techo, según el caso. Visualiza un rayo de luz solar o lunar que cae sobre ti y dirígelo hacia los dedos de los pies. Deja que caiga sobre ellos y suéltalos tanto como te sea posible, ordenándoles que se abran para recibir la luz que te relaja, te sana, te purifica y te da energía. Siente la luz como una corriente tibia y sendante que poco a poco va llenando toda la planta de los pies y va subiendo por tus piernas, por todo tu tronco, por los brazos, por el cuello y por la cabeza. Comienza a sentir que la luz penetra en cada hueso, cada músculo, cada nervio y cada célula, relajando, sanando, purificando y reenergizando allí donde haga falta.
Ahora respira profunda y lentamente tres veces, inhalando más luz y desechando cualquier tensión que pudiera quedar. Si por cualquier razón sintieras que se van acumulando tensiones en cualquier parte de tu cuerpo durante lo que vas a visualizar a continuación, ten en cuenta que pueden indicar una condición psicosomática relacionada con lo que estés experimentando en el momento. Es frecuente que con solo ver la conexión entre lo que ocurre con tu cuerpo y lo que estés experimentando internamente en tu imaginación, se logre hacer desaparecer el síntoma físico.
Conéctate mentalmente con la Conciencia Superior, o con la divinidad como tú la concibas y pide ser guiad@ desde allí. Ahora visualiza los dos círculos de la Figura del Ocho con la que ya trabajaste durante las dos semanas previas. Entra en uno de ellos e invita mentalmente a tu progenitor a entrar al otro. Infórmale a la imagen de tu progenitor que el ritual que vas a realizar los va a liberar a ambos, para que cada cual pueda seguir con su propia vida como un individuo separado y que ya no serán arrastrados por los lazos que aún les atan. Ahora visualiza esos lazos que unen tu cuerpo y el de tu progenitor. Confía en la imagen que te venga a la mente en un primer momento (pueden ser lazos que vayan del ombligo de tu progenitor al tuyo, o de los genitales, por ejemplo; puede ser un solo lazo o varios; pueden ser delgados o gruesos, tener una textura, etc.) Todas las particularidades que puedan aparecer en tu imagen son simbólicas y reveladoras.
Ahora imagina con qué objeto podrás cortarlas o separarlas (tijeras, cuchillo, espada laser, fuego, ácido, rayos de luz, etc.) Realiza el primer corte en medio del lazo y a continuación procede a eliminar lo que resta del lazo cortando el extremo adherido a tu cuerpo y al de tu progenitor. Visualiza ahora que colocas tus manos sobre la herida dejada por el cordón y pide a la Conciencia Superior que te envíe luz para sellar y cicatrizar. Visualiza que la luz desciende directamente sobre la herida de tu progenitor sellándola y cicatizándola también.
Ahora mira los restos de los lazos en el piso y elige un método para deshacerte de ellos (puedes quemarlos, enterrarlos, disolverlos con ácido, etc.) para evitar que vuelvan a recolocarse para continuar con el patrón anterior. Una vez que hayas quedado satisfech@ sabiendo que haz hecho todo lo posible para borrar cualquier rastro de las antiguas ligaduras, agradece a tu progenitor lo que hizo para pasarte la vida de forma que pudieras habitar un cuerpo físico en la tierra y poder aprender todo lo que necesitabas aprender en esta vida. Agradécele también el hecho de que acaban de separarse.
Ahora pide perdón a tu progenitor y perdónale tú a él o a ella por cualquier dolor que se hayan inflingido, ya sea consciente o inconscientemente. Comienza tú pidiendo perdón por las cosas específicas que acudan a tu mente una por una, verbalízalas o menciónalas mentalmente. Luego sigue el mismo sistema para perdonar a tu progenitor lo que consideres necesario. (Si posteriormente te acuerdas de algo más, puedes pedir perdón o perdonar en ese momento) Aunque resulte muy duro, es esencial que este acto de perdón se lleve a cabo como parte del proceso para quedar separado e íntegro. La falta de perdón puede fabricar nuevos lazos negativos. Si sientes que no puedes perdonar algo, solicita a la Consciencia Superior o a la Fuerza Divina dentro de ti que envíe ese perdón a tu progenitor a través de ti.
Cuando termines, solicita a tu progenitor que siga adelante con su propia vida, liberado de la permanente tracción emocional que había entre ambos. Esta petición no significa necesariamente que no habrá contacto posterior entre ellos; de hecho, la mayoría encuentra que, por el contrario, la relación pierde su carga emocional y se vuelve más satisfactoria.
Visualiza un triángulo cuyo vértice superior es la Conciencia Superior y cuyos vértices inferiores son tú y tu progenitor. De esta forma, la Conciencia Superior es quien los conecta de una forma adecuada. Ahora visualiza una despedida adecuada, solicítale que te bendiga, recibe su bendición y después observa a tu progenitor saliendo de la escena.
Imagina que te desvistes y te bañas (en un lago, río, cascada o mar), eliminando los patrones, hábitos o actitudes negativas que hayas adoptado de tu progenitor y que habrás traído a la memoria mediante la lista de rasgos negativos que hiciste anteriormente. Una vez que sientas que estás limpi@, sal del agua y corre, salta o vuela para secarte expresando con júbilo tu nueva libertad. Ahora visualiza una túnica blanca que usarás como ropaje hasta que hayas establecido un conjunto de nuevos atributos propios. O si te sientes movido internamente, busca de una vez tus nuevas vestiduras.
Recoge tu vieja ropa, símbolo de tu niñez y tu dependencia y quémalas o destrúyelas de alguna otra forma.
Por último, da las gracias a la Conciencia Superior por haber dirigido la sesión y regresa a la consciencia de tu cuerpo moviéndolo poco a poco antes de abrir los ojos.
Recuerda que tu participación activa en la creación de estas imágenes es tu medio para llegar a tu subconsciente. Mientras más vívida sea la imagen y mayor la emoción involucrada, más profundamente se graba el nuevo mensaje en el subconsciente y por ende, con mayor celeridad se hará efectivo.
Durante los tres días posteriores es posible que experimentes emociones mezcladas, como dolor y tristeza mezclados con alivio, así es que no te inquietes ya que esta es una reacción muy común y pasará muy pronto. También es recomendable no hablar con nadie sobre esta ceremonia durante esos tres días, ya que la energía emocional necesita ser contenida para darle la oportunidad de estabilizarse, solidificarse y hacerse realidad. Hablar muy pronto sobre la experiencia puede provocar que la energía se desvanezca, en especial si el interlocutor se muestra escéptico o expresa dudas al respecto.
Para concluir la ceremonia, escribe una carta a tu progenitor, expresando tu liberación, pero no la envíes. Guárdala sólo para ti. De esta forma la carta pasará inadvertida a la mente consciente de la persona a quien va dirigida, pero llegará a su subconsciente. Es mejor escribirla cuanto antes, después de la ceremonia del corte, cuando la poderosa emoción despertada por el ritual aún esté presente. Cuanto mayor sea la emoción que se vierta en la carta, más profundo será el efecto que provoque, tanto en quien la escriba como en aquel a quien va dirigida, pues la energía que se requiere para llevar el mensaje al subconsciente es la emoción. Esta carta deberá incluir una repetición de lo que se haya declarado en el ritual, respecto a que cada persona ahora queda libre para vivir como individuo separado. No deberá contener nada negativo como críticas o reproches, concentrándose únicamente en la libertad que ambas personas comienzan a experimentar ahora.
Fuente: Phyllis Cristal: “Cortando lazos que atan”, Ed. Devas 2005, Argentina
1 comentario:
Hola Angeles, permiteme te pase el testigo de un premio virtual: Flor de Blog. Este es un premio que se otorga de manos de lectores a los blogs que más les gustan y te lo brindo con todo mi cariño y agradecimiento a ti por este magnifico blog, enhorabuena, que Dios te bendiga.
Publicar un comentario