8 de octubre de 2008

Exhibición


Cuando uno de los discípulos anunció su propósito de enseñar a otros la Verdad, el Maestro le propuso una prueba: Pronuncia un discurso en mi presencia para que yo pueda juzgar si estas preparado.

El discurso fue realmente inspirado, y al acabar se acercó un mendigo al orador, que se puso en pie y regaló su capa al mendigo para edificación de la asamblea.

Más tarde le dijo el Maestro: Tus palabras estuvieron llenas de unción, hijo mío, pero aún no estás preparado.

¿Por qué?, preguntó desilusionado el discípulo.

Por dos razones: porque no has dado al mendigo la oportunidad de expresar sus necesidades y porque no has superado el deseo de impresionar a los demás con tu virtud.

Veneración

A un discípulo que se mostraba excesivamente respetuoso le dijo el Maestro: Si la luz se refleja en la pared, ¿por qué veneras la pared?. Intenta prestar atención a la luz.

Ofuscación

¿Cómo alcanzaré la vida eterna? Ya es la vida eterna. Entra en el presente.

Pero ya estoy en el presente... ¿o no? No. ¿Por qué no? Porque no has renunciado al pasado.

¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado?. No todo el pasado es malo...

No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto.